Fragmentos de una conversación con Josep Llinàs, Medalla de Oro de la Arquitectura 2024
El arquitecto Josep Llinàs se alza con la Medalla de Oro de la Arquitectura 2024, la distinción más prestigiosa de cuantas concede la profesión y otorgada por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE)
Este año, la Medalla de Oro del Consejo de Arquitectos de España recae merecidamente en Josep Antonio Llinàs i Carmona (Castellò de la Plana, 1945), uno de los grandes referentes de la arquitectura española contemporánea.
Este arquitecto fue colaborador de dos icónicos maestros de la segunda modernidad española como son José Antonio Coderch y Alejandro de la Sota, cuya Fundación también es premiada este año por el CSCAE. Su trabajo con ellos le permitió entender directamente sus formas de proyectar, aproximándose a sus procesos creativos, en los que integraban sabiamente tradición y modernidad.
Un campo de estudio, el de la metodología creativa, presente en muchos de sus escritos en los que analiza tanto a estos dos maestros modernos como a Josep Jujol, figura que quizás completa la triada de sus principales referentes.
Hablando del proceso proyectual de Alejandro de la Sota, Llinàs explicaba:
“En Sota me parece que la idea permite encajarlo todo, es tan fuerte que manda sobre el resultado […] Me acuerdo cuando él me explicó el proyecto del museo de León con un boceto, su arquitectura tenía mucho de trabajo mental. Cuando le preguntaron a Sota cómo y cuándo trabajaba, él respondió que, en la cama, y creo que Coderch también alguna vez dijo lo mismo.
Trabajaban de una forma parecida en el sentido de búsqueda mental de respuestas, y eso les permitía trabajar todo el tiempo y sin tener que utilizar las manos.
Aunque también es verdad que yo estuve trabajando con Coderch, en mi época de estudiante, y Coderch dibujaba mucho, dibujaba continuamente sus propuestas, hoja sobre hoja.
En definitiva, creo que Coderch era más intuitivo y Sota más reflexivo.
Y sobre el desarrollo del proyecto a partir de esa idea, durante la entrevista me comentaba Llinàs:
“Es verdad que yo creo que Sota tiene una enorme voluntad de respeto a la lógica y que busca racionalizar el proyecto. Pero una vez que tiene la idea y que está ya manda sobre el desarrollo del proyecto, una vez que, por así decirlo, tiene controlado el animal, él deja una cierta libertad en el desarrollo de la obra, y eso permite que en el proceso constructivo entren los técnicos, los artesanos… y que aporten su conocimiento.
No plantea reprimir a la gente con la que trabaja como hacen otros arquitectos que exigen la ejecución literal de todo, deja que el operario haga lo que sabe hacer, que plantee cosas, deja hablar.
Eso me lo explicó cuando estábamos con la restauración de Tarragona, me lo comentaba por el admirable trabajo que había hecho el artesano que conocía y trabajaba la chapa de cobre en los petos y la barandilla del Gobierno Civil.”
Al reflexionar sobre la forma de abordar el proyecto y sobre como buscar la libertad creativa, tanto en Sota como en él mismo, Llinàs explicaba durante la entrevista que mantuvimos:
“Al final cada uno encontramos nuestra forma de hacer, cada uno debe encontrar su método.
A mí el método de Alejandro y su arquitectura me resultaron atractivas por su facilidad, pero también en esa facilidad hay algo de alejamiento, de cosa cerebral, de proceso que no necesita el dibujo […] Sin embargo, para mí el dibujo no es un acta final, sino un método de trabajo, a mí me gusta dibujar porque tengo la sensación de que el dibujo me salva de cometer errores y me permite ir buscando soluciones.
En ese sentido me encuentro más cercano a la forma de trabajar de Coderch.”
Terminamos aquella conversación hablando de Jujol, de su casa Planells, de la que acababa de editar un pequeño libro de fotografías con un texto suyo. Comentamos la solución del edificio con ese balcón y esa galería que amplían los limitados espacios interiores volando sobre la acera. Un proyecto que parece adaptarse libremente al programa, como esa metáfora del “traje deformado por el uso” que tanto usa Llinàs, y que me recordaba a su proyecto para la Biblioteca de Gracia, donde la esquina se dilata libremente para acoger esos confortables espacios de lectura y descanso.
Un magnífico ejemplo de esa arquitectura pública adaptada al lugar, atenta a hacer ciudad interior y exteriormente, atenta a crear espacios pensando en el usuario; de esa arquitectura de Josep Llinàs tan reconocible y ahora tan merecidamente reconocida.
Enhorabuena por este premio.
*Entrevista realizada por el autor en diciembre de 2017 en el estudio del arquitecto, a pocos metros de su biblioteca Jaume Fuster.